Paseamos durante unos minutos. Vimos las clasicas pasarelas de madera que invitan a entrar en la playa sin pisar la arena.
Ella dijo:
– Entramos a ver como la luna se refleja en el agua?.
– Buena idea, hace una noche fantástica, dijo Iván.
Caminamos por la orilla de la playa y en efecto una maravillosa luna se reflejaba en el agua e iluminaba toda la orilla. El mar estaba muy calmado y podiamos vernos perfectamente las caras. Mi mujer lucia radiante con unas mejillas rosadas, efecto causado por el buen vino que habiamos bebido.
Rodeé su cintura con un brazo e inesperadamente Iván pasó el suyo por encima de sus hombros, de esa manera seguimos caminando cuando de pronto sono el movil de Iván, era una llamada de algún amigo suyo. Instintivamente al oir la melodia del movil de Iván, eche mano a mi bolsillo del pantalon buscando el mio y observe que no estaba.
– Joder, ya me he dejado el movil en el restaurante…. exclamé.
– Qué cabeza.. me recriminó mi mujer.
– Voy un momento a por él. No tardo.
Como unos 200 metros mas adelante se veia una zona con barcas y patines de alquiler, señalandola les dije….
– Id hacia allí vuelvo enseguida……
Mi mujer e Iván sin soltarse del hombro siguieron hacia donde les indique y yo me apresuré a volver al restaurante. Tardé poco, y cuando llegué el camarero que nos había atendido ya tenía el movil en la mano. Le dí las gracias y emprendí el camino de nuevo hacia la playa y la zona de las barcas, esta vez fuí por el paseo evitando la arena.
Cuando estuve a su altura entré por la arena hasta allí. Conforme me acercaba escuchaba una musiquilla que provenía de esa misma zona. Avancé escuchándola y vi que era una pandilla de chicos y chicas adolescentes con dos guitarras y una especie de timbales, estaban de lo mas entretenidos y no sonaban nada mal sus canciones, estaban sentados mirando hacia el paseo marítimo, unos tocando y cantando y otros bailando en la arena.
No les vi, así que pensé debían estar en la otra parte de las barcas mirando el reflejo de la luna en el agua, salude a los chicos con un …buenas noches…. pasé entre ellos y di la vuelta a las barcas, al otro lado de ellas habia unos patines de esos de pedales y mas hacia la playa, una especie de caseta donde pienso guardarian herramientas o utensilios los que se dedicaban al alquiler de los patines, y al lado una vieja barca de pescadores que estaba alli como algo pintoresco, me dirigí hasta la caseta y al dar la vuelta me asomé y vi a mi mujer apoyada en la barca sobre sus antebrazos, su espalda arqueada daba a donde yo estaba. Iván estaba a su lado con la misma postura, parecía que los dos contemplaban el reflejo de esa luna en el agua y el venir de las suaves olas. Me quedé quieto y no salí de la esquina de la caseta, estaba a pocos metros y con la claridad de la luna podia verlos perfectamente desde mi esporadico escondrijo, les oía como un susurro pero no podia apreciar que decían, alli en mi observatorio veia a los dos perfectamente pero no podia oirles bien.
Iván rodeaba a mi mujer por los hombros y de cuando en cuando se miraban hablando, en uno de esos momentos vi como Iván se avanzó y se fundieron en un largo beso….
Al principio mi mujer pareció que quiso resistirse, pero no tardó ni cinco segundos en aceptar el beso. Se abrazaban y se besaban, yo les veia perfectamente y decidí no mostrarme por ver aquella escena que se me antojaba muy bella y morbosa.
Despues de muchos besos y muchas caricias, Iván bajo su mano derecha y puso su mano por dentro de la falda. Sus bragas blancas cubriendo aquel culo tan hermoso relucían con la luz de la playa, tenía el lugar más privilegiado para ver la tersura de las nalgas de ella y el volumen de su culo, aquella vista y el que no pudieran verme, hizo subir mi temperatura sexual y con ello mi cosa empujaba dentro de mi pantalón.
Iván despues de meter la mano dentro de la falda de ella, seguía besándola en su boca y su mano impetuosa buscaba separar la poca tela que le separaba de aquella raja del placer. Todas las maniobras para apartar aquella tela y entrar un dedo en su ya humeda vagina, todo lo hacia sin dejar de besar a mi mujer y mirando los dos hacia el mar como si de una pelicula se tratara. Iván insistia con sus dedos de una sola mano en meterlos por aquella hendidura pero al parecer le costaba lo suyo.
Ella finalmente le ayudó con su manos apartando ese pliegue de tela de sus bragas y facilitandole la entrada de los dedos de él, la mano de Iván se movia arriba y abajo y ella correspondía con vaivenes de sus caderas para poder restregar mas su raja con los dedos de aquel experimentado hombre. Se escuchaba la respiración de ella intensa.
Solo un par de minutos con ese juego y podía oir sus pequeños gemidos disfrutando con aquellos dedos dentro de ella y que sin duda le daban mucho placer y morbo.
Ella se giró en redondo hacia Iván, lo cogió por el cuello y le besó fuertemente, no conté el tiempo que duró aquel beso pero pensé que podrian ahogarse si no respiraban, apartó los labios de él y sin dejar de abrazarlo con una mano buscó la bragueta de él para sacar de su reclutamiento aquel miembro que se preciaba grande y duro.
Ella cogió aquel miembro y comenzó un vaivén arriba y abajo con su mano derecha, con la izquierda detras del cuello del chico lo atraía hacia ella y lo besaba apasionadamente, imaginé que su lengua debia estar por lo menos en la garganta del macho excitado, seguia moviendo su mano e Iván doblaba sus piernas por el gusto que aquella masturbacion le estaba causando, Iván subia y bajaba flexionando sus piernas al ritmo que ella le daba con la mano a su pene y ni por un momento apartaban sus bocas.
Ella subió el tono de sus gemidos, yo la oía perfectamente. Se notaba que la situación la excitaba y mi mano saco mi miembro del apretón de mis pantalones y me masturbaba con vehemencia mientras los veía y escuchaba a ella.
No tardó nada despues de un gemido muy fuerte se separó al chico, se quitó las bragas y donde antes apoyaba los antebrazos, se sentó, se sentó encima de la barca y abrió sus piernas ofreciendole a Iván toda su intimidad.
Iván al verla alli sentada casi a la altura de su pecho se agachó un poco, cogió los muslos de ella los separo bien y metió toda su cabeza entre las piernas de ella que a mi parecer estaba ansiosa por ser penetrada por aquel miembro.
La escena amigos mios era impresionante yo alli medio escondido con mi pene erecto y dentro de mi mano, moviéndolo lentamente para prolongar aquel placer de la visión que mi mujer y ese hombre me daban, ella sentada en la barca con su falda arremangada hasta la cintura con las piernas terriblemente abiertas, él con una mano en cada muslo sosteniendo el peso de sus nalgas y con la cabeza hundida comiendo aquel manjar exquisito que debia rezumar por las ingles de ella, pasando su lengua por aquel clítoris que de seguro estaba hinchado por el gusto que aquella boca le estaba dando, y todo ello lo podia ver y oir.
En un momento dado, por los gritos de ella, supe que se estaba corriendo. En ese momentó levantó la cabeza y con los ojos medio en blanco, me vió. Me miró con aquella cara de placer que tiene cuando se corre, pero al mismo tiempo, como sabíendo que aquello también me excitaba un montón, cogió la cabeza de Iván y la estrechó con más fuerza a su coño rebosante de placer y humedad.
La escena era perturbadora y morbosa. Ella se había corrido con la boca de Iván en su sexo mientras me seguía mirando a los ojos.
Cuando no había tenido suficiente, y viendo mi aprobación, cogió la cabeza del hombre con sus manos y la apartó, y le enseño su sexo abierto. No hacía falta ser muy listo para entender lo que quería. Iván cogió su miembro con las manos y lo llevo a esa gruta de la felicidad que tanto nos gusta a los hombres, y sin ningun problema para meterla hasta lo mas profundo, la raja de ella debia de estar llena de sus jugos de ella y los de la lengua de Iván. Metió su pene hasta los testiculos y bombeó de una manera alarmante, golpeaba con mucha fuerza sus genitales sobre su coño, embestía como un toro fuerte y rápido. El hombre estaba fuera de si. Yo le veía desde atrás.
Ella se tumbó sobre su espalda en la arena y en esa postura (adivino) que el chico entró mucho más en ella, por un momento miré detrás de mi por si alguien venia pues los gritos de ella eran ya alaridos, estaba seguramente orgasmando y sus jugos sobre el pene de él, la llevaban al limite. De vez en cuando ella me miraba mientras le decía cosas a él. Iván no se había dado cuenta que yo era espectador de lujo de su follada con mi mujer.
Un minuto más e Iván empezó a gritar y pude oir perfectamente…me corro, me corro y ella le dijo, siiiiiii ssiiiiii, lléname por favor.
Esa visión de la escena allí escondido me puso con una taquicardia.
Ella se incorporó y abrazó a Iván, y no podia saber quien estaba dentro de quien, ella se apretaba a él acariciandole su cabeza y él le besaba el cuello con verdadera ternura.
Permanecieron así por bastante tiempo uno dentro del otro mientras los jugos debían de correrles a los dos por las piernas, pero no salían de su estrecho abrazo y de su honda penetracion….. al cabo de un rato Iván se separó y pude ver su miembro bastante distendido.
Mi mujer dió un salto sobre la arena y se puso las bragas.
Me alejé discretamente por el otro lado, y dejé pasar unos minutos. Volví por el otro lado de la caseta y guié mis pasos hacia los patines donde cantaban los chicos, los saludé de nuevo y rodeándolos me fuí por ese lado hasta la orilla de la playa y me fui acercando a la pareja que ahora estaban sentados mirando al mar.
– Has tardado mucho…dijo ella.
– Si.. el camarero recogió el movil de la mesa y se ausentó del restaurante y he tenido que esperar a que volviera… tuve que improvisar la respuesta.
– Bueno dijo ella, ya estas aqui, ¿donde vamos?
– Pues si quereis vamos a pasear un poco más.
– Por mi vale … respondió Iván
– Por mi tambien dijo ella.
Saltaron los dos a la arena y nos fuimos los tres bordeando el agua de la playa.
Caminamos un buen rato y llegamos a un punto donde la playa perdía su arena y se convertia en una alfombra de piedras hasta el espigón, cubrimos los 100 metros que nos separaban del espigón como pudimos. Llegamos y nos sentamos alli en los grandes bloques, Ella decía que estaba un poco cansada, nos sentamos mi mujer y yo. Iván se acercó hasta el agua que estaba quieta, parecia mas un lago que el mar, cogió un puñado de piedras de esas planas y las lanzaba al agua para hacerlas saltar una y otra vez. Parecía que estaba pensando sobre lo ocurrido.
Rodeé con mi brazo a mi mujer por detras de su cuello y ella inclinó su cabeza sobre mi hombro, quedó un momento en silencio y dijo:
– Te quiero.
– Yo también te quiero y mucho.
La apreté sobre mi y le di un beso en la boca, al mismo tiempo ella cogió mi mano y la llevó por debajo de su falda, apretó su mano sobre la mia hasta que la mia estaba tocando su húmedo coño.
– Sí, por eso te digo que te quiero, por todo cuanto haces por mi. ¿Te gusta como está mi coño? me susurró al oido.
– Me encanta. ¿Sabes lo que me gustaría hacer ahora?
– Sí, vicioso. Luego en casa. Que habrá que bajar ese hinchazón de tus pantalones.
– Iván !!! Gritó mi mujer. Ven.
Iván se acercó. Ella se levantó y le dió un beso en la boca. – Gracias. Me lo he pasado muy bien. Pero debemos irnos a casa.
Iván se quedó atónito pero sonrió al ver que yo le guiñaba un ojo mientras besaba a mi esposa para despedirse.
– Gracias, pareja. Sois increibles. Disfrutad. Me quedaré un poco viendo el mar.
Nos fuimos paseando mi mujer y yo lentamente abrazados.
La noche avanzó y la humedad volvió, pero esta vez era en nuestra cama, y eramos mi mujer y yo. Aunque había la presencia de un tercero, aunque sólo fuera en estado líquido.
Muy excitante este relato. Y seguramente muy soñado por todos los que nos gustaría ver a nuestras esposas con otros hombres. Una buena puesta en escena de la situación.